Sabemos que las calorías nos mantienen vivo, y las necesitamos a diario; pero también se pueden convertir en un martirio si no sabemos calcular nuestras necesidades ni su origen.
Aún más, lograr ese desequilibrio energético entre lo que comemos y lo que gastamos parece que implica sesiones agotadoras de cardio e innumerables repeticiones. Pero, ¿Y si existieran maneras de aumentar nuestro gasto sin implicar esfuerzos agotadores ni sesiones eternas? Lo más sencillo es partir de nuestras posibilidades actuales e ir avanzando hacia nuestro objetivo, mientras disfrutamos de ello, centrándonos en el proceso, no en el resultado.